Es importante no confundir el tema con la tesis o el argumento. Muchas veces, sobre todo en textos literarios, se desarrolla un determinado argumento para tratar un tema. Esto se ve muy bien en los cuentos populares o en las fábulas, ya que son relatos cortos y aparentemente sencillos. ¿”Los tres cerditos” trata realmente de tres cerdos que huyen de un lobo? ¿”La liebre y la tortuga” trata de una carrera? Como bien sabemos, en realidad no. Hablan de la pereza, el valor del trabajo o la paciencia; esos son los verdaderos temas. El argumento es una excusa, por decirlo así, para hablar de un tema determinado.
A la hora de nombrar el tema hay que intentar hacerlo con un sintagma nominal, es decir, un nombre con algún complemento, a modo que los que hemos mencionado antes: los peligros de la pereza, el valor del trabajo, la recompensa de la paciencia… Un tema que resulte muy largo de nombrar probablemente no sea correcto.